por Alberto Servat
No es la primera vez que Preludio nos ofrece una producción que a manera de revista presenta una selección de diversos números de obras musicales de Broadway. Ya lo había hecho anteriormente pero en esta ocasión se nota que, más allá del entusiasmo y las ganas de hacer un buen trabajo, hay un sentido profesional más riguroso y seguro. Lo que es lógico considerando el tiempo que la compañía lleva sobre los escenarios.
Hay que resaltar que en una época en la que el teatro peruano parecía interesarse únicamente en Shakespeare y el Siglo de Oro, en las grandes obras del pasado y en los clásicos, Denisse Dibós apostó por un género considerado frívolo y excesivamente gringo como para que alguna “mente brillante” le prestara atención. La apuesta de Denisse al frente de Preludio no solo funcionó, sino que se convirtió a su compañía en una productora sólida donde se han dado a conocer algunos de nuestros actuales talentos. Bien por todos ellos.
La obra
El Musical 2010 propone una sucesión de momentos musicales encadenados por una narración a cargo de Denisse Dibós. Ella es el hilo conductor que establece las razones de la inclusión de determinados números en el montaje. No sé si es realmente necesaria su presencia en este apartado, la verdad es que prefiero la ausencia de un narrador. Pero siendo objetivo, puede resultar más didáctico para un público tan amplio como el que acude al Teatro Segura. De manera que el narrador puede ensamblar los diferentes estilos, ideas e intenciones de cada momento.
En términos generales hay un buen trabajo sobre el escenario. El reparto es amplio y heterogéneo pero con un espíritu de cuerpo capaz de sacar adelante los retos que cada número musical ofrece. La dirección es de Jorge Chiarella, quien logra sacar adelante un espectáculo mucho más ambicioso de lo que podríamos haber esperado.
Los números musicales
On Broadway / Take Off With Us (de "All That Jazz"). Buen número de aperture. Ejecución limpia, tomando algunos riesgos, sobre todo a la hora de elegir un reparto no necesariamente adecuado a las circunstancias. Cuando se recrea un ballet de Bob Fosse hay que pensar siempre en las exigencias de todo tipo (incluyendo las físicas y estéticas por duras que sean estas) que plantea. El reparto de introducción de este espectáculo intenta sorprendernos y lo logra en cierta medida, principalmente porque sus bailarines no están entrenados en Fosse y su ejecución, cuidadosa y sencilla, no desentona con el homenaje.
West Side Story (de Leonard Bernstein y Stephen Sondheim). Muy correcta ejecución del cuerpo de canto y baile de algunos pasajes de uno de los mejores musicales provenientes de Broadway. La diversidad del elenco contribuye al efecto porque en cierto sentido le confiere autenticidad a la emoción. Punto a favor también es la coreografía, que si bien se basa en las creaciones de Jerome Robbins no intenta ser un calco. Lo que se agradece. Estos momentos nos permite ilusionarnos con la idea de un "West Side Story" posible para nuestro teatro.
Over the Rainbow (de "El mago de Oz") y Cantando bajo la lluvia (del filme homónimo): Ambas canciones provienen del cine, no del teatro. Y su inclusión me parece caprichosa y no aporta mucho al todo de la obra. No por la ejecución sobre el escenario, sino porque sus respectivos formatos corresponden a un medio expresivo diferente al espíritu mismo de la obra. Incluso la proyección de escenas del filme original no tiene sentido dentro de un espectáculo de este tipo. Rosana Fernández Maldonado interpreta con buen tono la canción que inmortalizó Judy Garland. En cuanto al despliegue de danza de Raúl Suazo y sus acompañantes en "Cantando bajo la lluvia" la apuesta se queda corta porque, claro, el original es Gene Kelly en el momento más famoso de su carrera. Tal vez a ello obedece que la apuesta interpretativa del director haya llevado a Suazo a parecerse más a Donald O'Connor, el divertido compañero del protagonista del filme.
Big Spender (de "Sweet Charity"). Un momento llevado a la escena con fino humor, excelente timing y, sobre todo, con el conocimiento adecuado de las propias limitaciones del repartir. Lo que permite un justo lucimiento de sus intérpretes.
The Sound of Music Mix. Siempre es emocionante escuchar en vivo las canciones de un musical tan emblemático como "La novicia rebelde" ("The Sound of Music"). Sobre todo sabiendo lo que significa para Broadway y también para Preludio. En escena resulta divertido y sentido este homenaje. Pero me parece que su ejecución en blanco y negro no es el más indicado. Y que, además, faltan niños en la interpretación de melodías que fueron compuestas para ellos.
Wicked: Sin duda se trata del momento vocal y dramático más satisfactorio del show. Al recrear una escena tan importante como "Desafiando la gravedad", Chiarella somete a las actrices y cantantes a una dura prueba porque no se trata únicamente de cantar o bailar recordando la obra original. Están representando una escena completa. Y es aquí cuando Gisela Ponce de León se descubre en todo su potencial como actriz y cantante a la vez. Es una pena que la producción no haya pensado en pintarla de verde. El personaje grita que así sea porque esa es la principal razón de su suerte. Pese a ello se trata de uno de los momentos que uno agradece en esta revista.
Superstar (de "Jesuschrist Superstar"). Musicalmente muy bien. Marco Zunino ofrece lo mejor que tiene como actor y cantante interpretando esta vez a Judas. Tiene aplomo, condición dramática, manejo de la escena. Pero la coreografía traiciona la esencia de la obra. Si ya se ha hecho un esfuerzo por recrear los ballets de Fosse y Robbins, Masías debió prestar atención a la esencia hippie del original "Jesuschrist Superstar" y ofrecernos un acercamiento más apropiado al verdadero fenómeno que ese musical significó en su tiempo. Su coreografía en este número no va más allá de lo rutinario, sin la energía que necesitaba,
Seasons of Love (de "Rent"). Al iguana que en el apartado "West Side Story", la diversidad del elenco y la energía imprimida en estos momentos musicales, nos hace pensar si no sería ya el momento de montar la obra completa en Lima.
In the Heights (de "In the Heights"). Buena ejecución, una de las mejores de la obra. Aquí los artistas de Vania Masías ofrecen lo mejor de sí mismos en un material reciente, contemporáneo, donde todo está muy bien dispuesto.
Maria (de "West Side Story") y Music of the Night (de "El fantasma de la opera"). Al igual que en el apartado de las canciones del cine, la inclusión de estas dos canciones para lucimiento lírico de Juan Antonio de Dompablo no me impresiona demasiado. Una voz alta, fuerte, competente, no basta para dar vida a estas composiciones que necesitan sobre todo una buena interpretación dramática.
Mamma Mia! Mix. Bueno, si algunos de los éxitos del nuevo Broadway me desagrada es "Mamma Mia!", que se limita a ser una recopilación de los éxitos de Abba. Pero debo reconocer que la apuesta por Denisse Dibós en este caso ha sido una de sus ejecuciones más acertadas del show. Divertida, sin pretensiones, Denisse nada como pez en el agua.
Spring Awakening Mix. Tengo sentimientos encontrados con respecto a este musical. No me gustó del todo en Broadway y la inclusión de algunas de sus canciones me deja frío. Sin duda están muy bien ejecutados pero resultan un tanto tristes en comparación al resto.
Anyone Can Whistle (de "Anyone Can Whistle"). Breve, muy breve este homenaje a Sondheim. La presentación del número prometía mucho más con Denisse al piano y Zunino como cantante. Pero solo interpretaron una canción.
Aquarius (de "Hair"). Buen final para la obra. Un tema emblemático que gracias a su naturaleza no condiciona ni encorseta a sus intérpretes. La dirección, la coreografía y el desarrollo sobre la escena le dan sentido de libertad y armonía, dos aspectos que la obra necesita para su ejecución.
(*) Los comentarios se refieren a la penúltima representación de la obra en el Teatro Segura, el sábado 26 de junio. De manera que el trabajo de Vania Masías sobre el escenario no es comentado. Solo su labor como coreógrafa.